Otra de las facetas de mi vida donde los regalos han sido protagonistas es en mi gran pasión, la ilustración. Practicarla supone un pequeño capricho, ya que necesitas ciertos elementos básicos. Cuando empiezas a dibujar, vale cualquier cosa, como un lápiz cualquiera de la escuela, un boli Bic, unos rotuladores Carioca, colores de cera, etc. Combinando todo aquello se conseguían unos resultados medianamente aceptables. Con el tiempo te haces de herramientas más sutiles para la ilustración, como pinceles, plumas, acuarelas, pinturas acrílicas, lápices de grafitos y de colores, etc. Para conseguirlos, la mayoría de las veces he tenido que esperarlos como regalos, bien por cumpleaños, o bien por Navidad.
Con el inicio de la era de la informática, cuando no todo el mundo podía permitirse un ordenador, en mi casa cayó un AMD con grabador de cd (una vez más, como obsequio-regalo de mis hermanas), al cual le instalamos Photoshop 5, aunque yo en aquel tiempo no tenía ni idea de para que servía y el cuál hoy día es una herramienta indispensable tanto para mí como para cualquier diseñador-ilustrador.
Mi siguiente gran regalo fue un dvd de la versión extendida de “Gladiator”, con el cuál descubrí la fotografía. En los extras incluía un pequeño video-tutorial de los ilustradores que hicieron el storyboard de la película. Uno de sus consejos como ilustrador era que si querías aprender composición tenías que saber de fotografía. Este descubrimiento, unido a mis estudios en la Escuela de Arte, me hizo interesarme tanto por el tema que llegué a comprarme réflex analógica, con la que aprendí a disparar y a encuadrar, gracias a mucho tiempo y conocimientos adquiridos. Más tarde, con un pequeña letrita, me hice de una réflex digital, con la cual daba rienda suelta a todo tipo de encuadres posibles sin necesidad de gastar dinero en revelar los dichosos carretes.
Era alucinante, de un diseño blanco puro y todo en uno. Desde ese momento lo apunté en mi lista de deseo. Tuvieron que pasar 6 años, en los que utilizaba mi equipo viejo para realizar encargos, hasta que pude comprar uno de ellos y francamente estoy cada día más contento de tenerlo. Gracias al mismo puedo practicar la ilustración digital, aquella que se realiza a través de computadoras con programas especificos que imitan la realidad utilizando colores luz o rgb, a diferencia de la ilustración tradicional, donde todo el proceso desde principio a fin se hace a mano. En este caso ya no tienes que gastar tanto dinero en materiales para trabajar, terminas tus obras con mayor limpieza y acabas las entregas con más rapidez. Por ello, como ilustrador, otro regalo perfecto fue mi tablero tipo Wacom (con lápiz digital).
Wacom ha conseguido, con sus tabletas gráficas bamboo o intuos, la misma sutileza con la que deslizas el lapiz por el papel. Es una herramienta perfecta para bocetar o para pintar. Con distintos niveles de presión consigues la misma expresividad que con el pincel. También existe el inkling, un especie de scanner de bolsillo que sirve para digitalizar tus bocetos en el papel. Y si nos vamos a presupuestos más sobrados, nos podemos hacer de la pantalla Wacom de 13”, que básicamente es pintar directamente en la pantalla, toda una gozada para el ilustrador aficionado o profesional. Pero esto no termina ahí, si hablamos de la herramienta por excelencia de los grandes dibujantes, diseñadores, arquitectos, podemos hablar de la Wacom Cintiq, una pantalla de 21” como lienzo digital y que aún se encuentra en mi lista de deseos.
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