jueves, 22 de agosto de 2013

¿Qué regalas a un ilustrador?

De pequeño, siempre quise que me regalaran un reproductor VHS. Soñaba con algún día ver mis películas favoritas y poder grabar las que quisiera. Me producía cierta envidia, ver amigos que tenían el video como un objeto más en sus casas. Sin embargo, yo tenía que conformarme con “el video comunitario”, una especie de televisión de pago pirata de ámbito local. Emitían películas que alquilaban en el videoclub, además de retransmitir todo evento que tenía lugar en el pueblo. Todo fue bien, hasta que se les ocurrió la genial idea de piratear canal plus, y ahí se les acabo el chollo. Precisamente por aquellas circunstancias y por la ausencia de aquel VHS (bendita ausencia), hoy día, aparte de la ilustración y el cómic, el cine es una de mis aficiones favoritas, y disfruto de él todo lo que no pude disfrutar de pequeño. Pues bien, el dichoso VHS llegó a mi casa gracias a una de mis hermanas. Por aquel entonces yo ya contaba con 16 años y para mí fue el mejor regalo que me habían hecho hasta entonces. Los regalos se consideran sueños que algún día se harán realidad, marcándolos como objetivos a seguir. Según su definición, un regalo, obsequio o presente es la entrega de dinero u objetos sin requerir algo a cambio; por extensión se puede llamar regalo a cualquier manifestación de afecto dirigido a otro. Mi vida ha estado plagada de pequeñas anécdotas relacionadas con regalos, las cuales me han marcado posteriormente, ya de mayor. Recuerdo que cuando aún creía en los Reyes Magos, un año les pedí un Seiya, mi personaje favorito del anime “Los caballeros del Zodiaco”. Lejos de recibir tan deseado regalo, tuve que conformarme con el caballero Libra. Pero aunque a mí me gustaba más el protagonista, lo disfruté en grande porque la figura era “cojonuda”, dicho sea de paso, Libra es mi signo del zodiaco, con lo que fue todo un detallazo.

Otra de las facetas de mi vida donde los regalos han sido protagonistas es en mi gran pasión, la ilustración. Practicarla supone un pequeño capricho, ya que necesitas ciertos elementos básicos. Cuando empiezas a dibujar, vale cualquier cosa, como un lápiz cualquiera de la escuela, un boli Bic, unos rotuladores Carioca, colores de cera, etc. Combinando todo aquello se conseguían unos resultados medianamente aceptables. Con el tiempo te haces de herramientas más sutiles para la ilustración, como pinceles, plumas, acuarelas, pinturas acrílicas, lápices de grafitos y de colores, etc. Para conseguirlos, la mayoría de las veces he tenido que esperarlos como regalos, bien por cumpleaños, o bien por Navidad.

Con el inicio de la era de la informática, cuando no todo el mundo podía permitirse un ordenador, en mi casa cayó un AMD con grabador de cd (una vez más, como obsequio-regalo de mis hermanas), al cual le instalamos Photoshop 5, aunque yo en aquel tiempo no tenía ni idea de para que servía y el cuál hoy día es una herramienta indispensable tanto para mí como para cualquier diseñador-ilustrador.

Mi siguiente gran regalo fue un dvd de la versión extendida de “Gladiator”, con el cuál descubrí la fotografía. En los extras incluía un pequeño video-tutorial de los ilustradores que hicieron el storyboard de la película. Uno de sus consejos como ilustrador era que si querías aprender composición tenías que saber de fotografía. Este descubrimiento, unido a mis estudios en la Escuela de Arte, me hizo interesarme tanto por el tema que llegué a comprarme réflex analógica, con la que aprendí a disparar y a encuadrar, gracias a mucho tiempo y conocimientos adquiridos. Más tarde, con un pequeña letrita, me hice de una réflex digital, con la cual daba rienda suelta a todo tipo de encuadres posibles sin necesidad de gastar dinero en revelar los dichosos carretes.




Como ya mencioné anteriormente, las herramientas de mi trabajo como ilustrador las he podido conseguir gracias a regalos que yo mismo me hago como satisfacción moral o a pequeñas aportaciones de la pareja. Siempre que tengo oportunidad pido que me regalen algo que tenga que ver con el mundo de la ilustración o el cómic, ya sean libros, cómics o material de dibujo. Regalos muy especiales para mí fueron un portaminas Faber Castell con acabado en madera, que  todavía hoy utilizo para hacer mis bocetos previos, y una gama de rotuladores grises Promaker, para dar sombras. Son pequeños detalles a los cuales incluso les coges cariño y además son muy buenos utensilios de dibujo. Pero mi más preciado regalo como ilustrador aún estaba por llegar. Siempre había oído que los “Macintoch” eran perfectos para desarrollar una actividad profesional. La primera vez que ví uno de ellos fue un iMac de 24” que tenía un compañero de clase,en el cuál gastó su beca de 3000 pavos por este cacharro.

Era alucinante, de un diseño blanco puro y todo en uno. Desde ese momento lo apunté en mi lista de deseo. Tuvieron que pasar 6 años, en los que utilizaba mi equipo viejo para realizar encargos, hasta que pude comprar uno de ellos y francamente estoy cada día más contento de tenerlo. Gracias al mismo puedo practicar la ilustración digital, aquella que se realiza a través de computadoras con programas especificos que imitan la realidad utilizando colores luz o rgb, a diferencia de la ilustración tradicional, donde todo el proceso desde principio a fin se hace a mano. En este caso ya no tienes que gastar tanto dinero en materiales para trabajar, terminas tus obras con mayor limpieza y acabas las entregas con más rapidez. Por ello, como ilustrador, otro regalo perfecto fue mi tablero tipo Wacom (con lápiz digital).

Wacom ha conseguido, con sus tabletas gráficas bamboo o intuos, la misma sutileza con la que deslizas el lapiz por el papel. Es una herramienta perfecta para bocetar o para pintar. Con distintos niveles de presión consigues la misma expresividad que con el pincel. También existe el inkling, un especie de scanner de bolsillo que sirve para digitalizar tus bocetos en el papel. Y si nos vamos a presupuestos más sobrados, nos podemos hacer de la pantalla Wacom de 13”, que básicamente es pintar directamente en la pantalla, toda una gozada para el ilustrador aficionado o profesional. Pero esto no termina ahí, si hablamos de la herramienta por excelencia de los grandes dibujantes, diseñadores, arquitectos, podemos hablar de la Wacom Cintiq, una pantalla de 21” como lienzo digital y que aún se encuentra en mi lista de deseos.

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